martes, 5 de mayo de 2009

Bancos de gente

Carmen trabaja en la caja de un banco. Estos días tiene más trabajo que nunca. Cuando levanta la vista no alcanza a ver el final de la cola que se ha formado en su oficina. Suena el teléfono, lo coge y lo odia. "Discúlpeme, no puedo atenderle porque estamos hasta arriba". Al otro lado del biombo de cristal se pueden ver varios puestos de trabajo vacíos. Ya no están ni Pedro, ni Javier, ni Almudena. Después de un rato de alta tensión con varios clientes queda electrocutada. Se levanta de su silla, coge su bolso y su teléfono móvil y deja a los clientes huérfanos de cajera.

Pasados unos segundos se abre una puerta en la pared del fondo y aparece Carlos. Mira a su alrededor y acaba dirigiéndose al sitio donde había estado Carmen. Levanta la vista y no alcanza a ver el final de la cola que se ha formado en su oficina. Suena el teléfono, lo coge y lo odia. "Discúlpeme, no puedo atenderle porque estamos hasta arriba". Al otro lado del biombo de cristal se pueden ver varios puestos de trabajo vacíos. Ya no están ni Pedro, ni Javier, ni Almudena, ni Carmen.

1 comentario:

Gabriel de pablo dijo...

Coño, qué buen relato! Un saludo y gracias por linkearme, je, je.