viernes, 12 de septiembre de 2008

He aquí a Tom Doniphon

Ante la pregunta precedente, tan explícita ella, no he podido hacerme más tiempo el remolón. Os presento a Tom Doniphon, "el hombre más duro al sur del Piket-wire".

miércoles, 10 de septiembre de 2008

El avance de la modernidad

El infinito ciclo de las ideas y de los actos,
infinita invención, experimento infinito,
trae conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud;
conocimiento del habla, pero no del silencio;
conocimiento de las palabras e ignorancia de la Palabra.
Todo nuestro conocimiento nos acerca a nuestra ignorancia,
toda nuestra ignorancia nos acerca a la muerte,
pero la cercanía de la muerte no nos acerca a Dios.
¿Dónde está la vida que hemos perdido en vivir?
¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?
Los ciclos celestiales en veinte siglos
nos apartan de Dios y nos aproximan al polvo.

Versos finales del primer Coro de la roca, de T.S. Eliot

lunes, 8 de septiembre de 2008

Juegos Paralímpicos, y qué

Decir que la cobertura mediática de los Juegos Paralímpicas deja mucho que desear, y que los pobres atletas medio tullidos no interesan como debería interesar tamaño paradigma de superación personal que es justamente la encarnación óptima del credo laico llamado espíritu olímpico, supone la enésima cala timorata y despreciable en el lugarcomunismo que asuela el pensamiento occidental, destilado a diario en los medios de comunicación de masas. Los medios que dedican espacio a los Juegos Paralímpicos deberían hacerlo por el primer mandamiento verdaderamente vinculante de la deontología en prensa, que es la necesidad de rellenar huecos vacíos. Pero muchos hablan de los atletas paralímpicos como quien da una limosna a un mendigo en el metro, o sea, para exorcizar algún remordimiento y reivindicarse una conciencia limpia y comprometida y humanitaria etcétera. Lo cual es de una hipocresía atroz, cuando precisamente la definición de desalmado es "medio de comunicación", necesariamente. Porque la triste verdad hobbesiana es que lo que interesa a los hombres es la proeza del héroe, de los Bolt y Phelps, y no los emotivos esfuerzos de los demediados. Así es la vida.