domingo, 24 de octubre de 2010

¿Cómo podía saberlo?

Y se preguntó por milésima vez por qué él era él y no su hermano Aaron, o una chica, o cualquiera de los que yacían bajo la tierra a su alrededor. Podía haber sido un indio precolombino o uno de los Hijos de Israel. Sin embargo, estaba en la América de 1896, sentado detrás de la tumba de su abuelo, con la humedad de la noche empapándole los pantalones de lana y con ganas de sonarse la nariz. ¿Y cómo podía saber él si aquello sucedía por causa de algún plan premeditado o por una confusa disposición de vidas en el tiempo y en el espacio?

Monólogo interior de Matthew en Cuatro hermanas de Jetta Carleton.

martes, 30 de marzo de 2010

En el fondo de su alma...

...sentía que había obrado de un modo vil, bajo y cruel; se daba cuenta de que no tenía derecho de juzgar a nadie, ni siquiera de mirar a nadie a la cara. Ya no podía considerarse como un hombre noble, magnánimo y encantador como antes. Y, sin embargo, debía serlo para seguir llevando una vida alegre y animada. Y para ello no había más que un medio: no pensar en lo que acababa de ocurrir. Eso fue lo que hizo.

Resurrección. León Tolstoi